La pasión no tiene hora, ni día,ni edad,tiene caducidad y cuando algo caduca no es fácil reinventar esa llama.Priman otras cosas que dejan de lado a la pasión.Pero la pasión por si sola, sencilla y llanamente pasión,ocurre como un milagro, aunque tenga la energía ficticia del azúcar que sube a toda prisa por el cuerpo y por las mismas baja y se extingue.
Ellos están tomando algo como excusa, hay una conversación vana, sin importancia, pero el lenguaje del cuerpo es mucho más poderoso, la mirada que escucha es la misma que no hace otra cosa que devorar los centímetros del otro.Yo testigo, veo la madeja tejer, crecer y envolver dos cuerpos que hacen lo que todos los otro cuerpos,beber, conversar.Pero yo veo la llama a lo lejos y siento que les quema,aún así siguen bebiendo y diciendo las palabras correctas sujetas por los gestos estudiados, con el sexo vivo gritando mudo, lleno de sinrazones maravillosas por explorar. Por qué no es todo más fácil? Me pregunto esto y recuerdo que Lorca lo gritaba a los cuatro vientos …¡Esa guirnalda! ¡Pronto! ¡Que me muero!
¡Teje deprisa! ¡Cantal ¡Gime! ¡Canta!
Que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez viene y mil la luz de enero.
Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.
Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados,
bebe en muslo de miel sangre vertida.
Pronto ¡prontol! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.
Una tarde en Madrid había una vez una terraza que se alzaba ardiendo al cielo.